19 may 2014

Quillabamba - 10 De noche todos los gatos son grises

Todos los gatos son grises…

Era el fin de un día perfecto. Regresábamos al Cuzco de una excursión a Machu Picchu, después de haber admirado tanta belleza, llenos de energía y alegría, una veintena de jóvenes, hombres y mujeres de 18 a 25 años, conversando y cantando en el tren, casi todos parados porque habíamos conseguido muy pocos asientos. Mi enamorada estaba cerca a mí, pero apenas la veía en la penumbra de esa noche. Llegamos al túnel y se hizo la oscuridad total. En la algarabía que se formó, aproveché de los dos minutos de oscuridad que nos iba a proporcionar el túnel, avancé y tomé a mi enamorada por el talle y la besé, apresuradamente, antes de que llegue la luz. Ella correspondió con furia, pasión. Fueron  el beso y las caricias más apasionados, como si en ese beso se condesara toda una vida. ¡No se imaginan lo que puede pasar en dos minutos!  Estaba por terminar el túnel y me separé rápidamente dando un paso atrás, para disimular, al mismo tiempo escuché a lo lejos, al fondo del tren, la voz de mi chica.
-  Juan, ¿Dónde te has metido?  Ven…
¡¿Cómo, con quién me había besado??!!! 
Hasta ahora me lo pregunto.
Total… ¡de noche todos los gatos son grises!


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